Sobre mí

Desde chica me gustaban las computadoras. Y también bailar y cantar. Una dicotomía importante para quien a los 17 años tiene que dejar su Arrecifes natal y elegir una carrera que determinará su futuro profesional. La Ingeniería en Sistemas de Información fue la opción más segura y hacia Buenos Aires partí. 

Luego de trabajar en desarrollo de software para distintas industrias y en distintos roles (fui desarrolladora, líder de desarrollo, analista funcional, coordinadora de área) me di cuenta que parecía tener una especie de hipersensibilidad que hacía que yo escuchara ruidos dentro del proceso de desarrollo de software en sí, y mucho más aún en la organización como un todo. 

El proceso de transformación personal y profesional empezó con la incomodidad que me generaban esos ruidos organizacionales y con una colección de “desgracias con suerte” algunas en primera persona y otras protagonizadas por amistades, familia y colegas. El mundo del trabajo no puede poner nuestra vida en jaque, tenía que haber algo mejor.

Fui encontrando en la agilidad organizacional las respuestas que necesitaba para volver a afinar los sonidos de las organizaciones, para que vuelva a haber armonía. El camino de la agilidad me llevó a profundizar en técnicas de facilitación de conversaciones y también a formarme como coach ontológica empresarial.

En el camino sufrí mucho la desintegración, la ingeniera escindida de la artista, y una forma de presentarme al mundo que no encajaba muy bien con los estándares corporativos. Con el tiempo me dí cuenta que no soy la única, que muchas personas dejan afuera sus colores cuando atraviesan la puerta del mundo laboral. Volver a poner colores en lugares donde hoy hay sepias y escalas de grises es mi propósito personal. 

Si las empresas unicornio son aquellas que son un emprendimiento de alto riesgo, no han sido compradas por otra compañía, y tienen una valorización de mercado de más de mil millones, entre otras cosas, ¿cómo serían las personas unicornio? Las personas unicornio somos personas que nos arriesgamos a mostrar quienes somos, a no comprometer nuestros colores, para poder darle al mundo el valor que podemos dar. El cambio que las organizaciones necesitan empieza por acá.

Ani

Podés conocer un poco más de mí en mis textos.